REFLEXIONES:

LOS ZAPATOS DEL CAMPESINO:

Hace mucho tiempo un estudiante universitario salió un día a dar un paseo con un profesor. Mientras caminaban, vieron en el camino un par de zapatos viejos y supusieron que pertenecían a un anciano que trabajaba en el campo de al lado y que estaba por terminar sus labores diarias. El alumno dijo al profesor:
"Hagámosle una broma; escondamos los zapatos y ocultémonos detrás de esos arbustos para ver su cara cuando no los encuentre".
Mi querido amigo - le dijo el profesor - nunca tenemos que divertirnos a expensas de los pobres. Tú eres rico y puedes darle una alegría a este hombre. Coloca una moneda de oro en cada zapato y luego nos ocultaremos para ver cómo reacciona cuando las encuentre.
Eso hizo y ambos se ocultaron entre los arbustos cercanos. El hombre pobre, terminó sus tareas, y cruzó el terreno en busca de sus zapatos y su abrigo.
Al ponerse el abrigo deslizó el pie en el zapato, pero al sentir algo adentro, se agachó para ver qué era y encontró la moneda. Pasmado, se preguntó qué podía haber pasado. Miró la moneda, le dio vuelta y la volvió a mirar. Luego miró a su alrededor, para todos lados, pero no se veía a nadie. La guardó en el bolsillo y se puso el otro zapato; su sorpresa fue doble al encontrar la otra moneda. Sus sentimientos lo sobrecogieron; cayó de rodillas y levantó la vista al cielo pronunciando un ferviente agradecimiento en voz alta, hablando de su esposa enferma y sin ayuda y de sus hijos que no tenían pan y que debido a una mano desconocida no morirían de hambre.
El estudiante quedó profundamente afectado y se le llenaron los ojos de lágrimas. Ahora, dijo el profesor ¿no estás más complacido que si le hubieras hecho una broma?
El joven respondió: "Usted me ha enseñado una lección que jamás olvidaré. Ahora entiendo algo que antes no entendía: es mejor dar que recibir".

 

HISTORIA DE LOS HERMANOS:

Esta es la historia de un par de hermanos que vivieron juntos y en armonía por muchos años.
Ellos vivían en granjas separada pero un día…
 
Cayeron en un conflicto, este fue el primer problema serio que tenían en 40 años de cultivar juntos hombro a hombro, compartiendo maquinaria e intercambiando cosechas y bienes en forma continua.
Comenzó con un pequeño malentendido y
fue creciendo …
hasta que explotó en un intercambio de palabras amargas seguido de semanas de silencio.

- Una mañana alguien llamó a la puerta de Luis. Al abrir la puerta, encontró a un hombre con herramientas de carpintero "Estoy buscando trabajo por unos días", dijo el extraño, "quizás usted requiera algunas pequeñas reparaciones aquí en su granja y yo pueda ser de ayuda en eso".
-"Sí", dijo el mayor de los hermanos, "tengo un trabajo para usted.

Mire al otro lado del arroyo, en aquella granja vive mi vecino, bueno, de hecho es mi hermano menor.

La semana pasada había una hermosa pradera entre nosotros pero él desvío el cauce del arroyo para que quedara entre nosotros. Él pudo haber hecho esto para enfurecerme, pero le voy a hacer una mejor.

¿Ve usted aquella pila de desechos de madera junto al granero? Quiero que construya una cerca de dos metros de alto, no quiero verlo nunca más."

El carpintero le dijo: "creo que comprendo la situación".

El hermano mayor le ayudó al carpintero a reunir todos los materiales y dejó la granja por el resto del día para ir por provisiones al pueblo.

Cerca del ocaso, cuando el granjero regresó, el carpintero justo había terminado su trabajo.

El granjero quedó con los ojos completamente abiertos, su quijada cayó.

No había ninguna cerca de dos metros. En su lugar había un puente que unía las dos granjas a través del arroyo.
Era una fina pieza de arte, con todo y pasamanos.
En ese momento, su vecino, su hermano menor, vino desde su granja y abrazando a su hermano mayor le dijo:

-"Eres un gran tipo, mira que construir este hermoso puente después de lo que he hecho y dicho".

Estaban en su reconciliación los dos hermanos, cuando vieron que el carpintero tomaba sus herramientas.


-"No, espera". "Quédate unos cuantos días tengo muchos proyectos para ti", le dijo el hermano mayor al carpintero.

"Me gustaría quedarme", dijo el carpintero, "pero tengo muchos puentes por construir".
Muchas veces dejamos que los malentendidos o enojos nos alejen de la gente que queremos, muchas veces permitimos que el orgullo se anteponga a los sentimientos,
No permitas que un pequeño desliz malogre una gran amistad...

Recuerda que el silencio a veces es la mejor respuesta...
Una casa feliz es lo que más importa. Haz todo lo que esté a tu alcance para crear un ambiente en armonÍa.
Recuerda que la mejor relación es aquella donde el amor entre dos personas es mayor de que la necesidad que ellas tienen una por la otra.
 

TODO TIENE SU RAZON DE SER:

Algunas veces, las personas llegan a nuestras vidas y rápidamente nos damos cuenta de que esto pasa porque debe de ser así, para servir un propósito, para enseñar una lección, para descubrir quienes somos en realidad, para enseñarnos lo que deseamos alcanzar.

Tú no sabes quiénes son estas personas, pero 

cuando fijas tus ojos en ellas, sabes y comprendes que afectarán tu vida de una manera profunda.

Algunas veces te pasan cosas que parecen horribles, dolorosas e injustas, pero en realidad entiendes que si no superas estas cosas nunca habrías realizado tu potencial, tu fuerza, o el poder de tu corazón.

Todo pasa por una razón en la vida. Nada sucede por casualidad o por la suerte... Enfermedades, heridas, el amor, momentos perdidos de grandeza o de puras tonterías, todo ocurre para probar los límites de tu alma.

 Sin estas pequeñas pruebas la vida sería como una carretera recién pavimentada, suave y lisa. Una carretera directa sin rumbo a ningún lugar, plana, cómoda y segura, más empañada y sin razón.

 La gente que conoces afecta tu vida; las caídas y los triunfos que tú experimentas crean la persona que eres.

 Inclusive se puede aprender de las malas experiencias.

 Es más, quizás sean las más significativas en nuestras vidas.

 Si alguien te hiere, te traiciona o rompe tu corazón, le das las gracias porque te ha enseñado la importancia de perdonar, de dar confianza y de tener más cuidado de a quien le abres tu corazón.

 Si alguien te ama, ámalo tu también no porque él o ella te ame, sino porque te han enseñado a amar y a abrir tu corazón y tus ojos a las cosas pequeñas de la vida.

Haz que cada día cuente y aprecia cada momento, además de aprender de todo lo que puedas, porque quizás más adelante no tengas la oportunidad de aprender lo que tienes que aprender de este momento.

Entabla una conversación con gente con quien no hayas dialogado nunca, escúchalos y presta atención.

Permítete enamorarte, liberarte y poner tu vista en un lugar bien alto.

Mantén tu cabeza en alto porque tienes todo el derecho de hacerlo. Repítete a ti mismo que eres un individuo magnífico y créelo; si no crees en ti mismo nadie más lo hará tampoco.

Crea tu propia vida, encuéntrala y luego vívela... No olvides que Dios tiene un plan maravilloso para cada uno de nosotros, y debemos aprender a descubrirlo.

 

 

                                                             Lectura: Salmo 91

1 El que habita al abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente.

2 Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré

3 El te librará del lazo del cazador, De la peste destructora.

4 Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus alas estarás seguro;
Escudo y adarga es su verdad.

5 No temerás el terror nocturno, Ni saeta que vuele de día,

6 Ni pestilencia que ande en oscuridad, Ni mortandad que en medio del día destruya.

7 Caerán a tu lado mil, Y diez mil a tu diestra; Mas a ti no llegará.

8 Ciertamente con tus ojos mirarás Y verás la recompensa de los impíos.

9 Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, Al Altísimo por tu habitación,

10 No te sobrevendrá mal, Ni plaga tocará tu morada.

11 Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, Que te guarden en todos tus caminos.

12 En las manos te llevarán, Para que tu pie no tropiece en piedra.

13 Sobre el león y el áspid pisará Hollarás al cachorro del león y al dragón.

14 Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; Le pondré en alto, por cuanto ha            conocido mi nombre.

15 Me invocará, y yo le responderé; Con él estaré yo en la angustia; Lo libraré y le glorificaré.

16 Lo saciaré de larga vida, Y le mostraré mi salvación.

La mayoría de la gente sabe que si uno marca en el teléfono los números 9-1-1 en los Estados Unidos
obtiene ayuda en una emergencia. Es tan simple que hasta los niños en edad preescolar han salvado vidas marcándolos. Tres números lo hacen todo.

Una vez, a una mujer la secuestraron en su auto con su hijita dentro. La niña marcó el 9-1-1 en el teléfono móvil, pero el secuestrador no se dio cuenta de lo que ella había hecho. Puesto que alguien escuchaba en el departamento de policía, la astuta madre dio algunas claves sobre su ubicación en voz alta mientras hablaba con el secuestrador. 


La policía las pudo localizar, a ella y a su hijita, y arrestar al delincuente.

En una emergencia, la ayuda está a la corta distancia de tres teclas que se marcan en el teléfono. 

Sin embargo, muchas veces los rescatadores humanos no pueden remediar las situaciones que enfrentamos.

Muchas veces nuestras crisis requieren ayuda divina. Cuando eso sucede podemos marcar unos números diferentes: el Salmo 91:1. Allí encontramos la ayuda y la protección de nuestro Dios todopoderoso. 


Este versículo nos recuerda que Dios es nuestro «refugio» y que podemos descansar bajo su sombra.

Cuando enfrentamos las crisis de la vida, a menudo tratamos de sobrevivir por nuestra propia cuenta.

Olvidamos que lo que más necesitamos, la protección de Dios y el consuelo de su presencia, están
disponibles con sólo pedirlos. La próxima vez que el peligro espiritual amenace, 

marca el Salmo 91:1.

SI MORAMOS BAJO LA SOMBRA DE LAS ALAS DE DIOS,

NO TENEMOS QUE TEMER LAS SOMBRAS DE LA VIDA.